H2O EL ORIGEN
CAPÍTULO VI
EN UN TIEMPO, Y EN UN LUGAR.
ADVERTENCÍA: CLASIFICACIÓN M.
—Y si debe de suceder, sucederá. Y no importa el tiempo o el lugar, simplemente lo hará por qué fue predestinado a ocurrir —
BELLA POV
La suavidad y sedosidad del bollo inundo mis papilas tan pronto tome un mordisco de él, me permito disfrutar el dulce sabor del arándano, nada demasiado dulce o amargo. Un suspiro de placer abandona mis labios tan pronto trago el pequeño trozo, ha pasado tiempo desde que me permití tener uno de estos. Antes solía tenerlos antes de ir dormir, una vieja costumbre la cual abandoné al volver a Forks, me estremezco cuando tomó un sorbo del té de menta helado entre mis manos; la frialdad baja por mi garganta refrescándola.
Observo a lo lejos, la noche en Forks no es muy diferente a la de los verdes bosques de Escocia, aún recuerdo la época en la cual me aleje de mi familia y me permití buscar respuestas a todas mis preguntas por mi cuenta. Había sido un momento oscuro en mi existencia, lo único que había ocasionado era el surgimiento de nuevas interrogantes sobre nuestra naturaleza, o al menos sobre la mía, aún recuerdo todos los errores que cometí y como estuve a punto de matar a un hombre a causa de un acto egoísta, al pensar que me podía permitir ser como mis hermanas.
Al creer que podría disfrutar del mismo placer que ellas gozaban cada vez que reposaban en el lecho de algún hombre, pero me equivoque, y fue él. Fue Henry Woods uno de los hombres, el cual estuvo cerca de morir por el simple hecho de conocerme a mí y a mi egoísmo.
Todo por culpa de mi deseo de sentir más.
— Un penique por tus pensamientos...
Fríos pero reconfortantes brazos rodean mi cintura, y un suave beso es dejado en el hueco que se encuentra entre mi hombro y cuello hace que me estremezca, dejo de lado mi té de menta y me concentro en las nuevas sensaciones que me invaden. Mi corazón se acelera, y el calor inunda mis mejillas. Observo sus ojos, el enigmático brillo ámbar que amo les llena, una sonrisa crece en ellos cuando paso mis brazos por su cuello acercándole a mi rostro para besarle.
Frío y caliente, una mezcla perfecta.
— Pienso en mis demonios.
La verdad brota de mis labios, sus ojos parpadean sorprendidos, y me observan curiosos sin abandonar mi rostro, nuestras frentes se juntan y nuestros alientos se mezclan entre sí. Su gesto ha cambiado en cuestión de segundos; sus perfectas facciones lucen preocupadas, su ceño se frunce de una manera que solo he visto cuando se encuentra preocupado, o teme por algo.
— Confía en mí Bella. Somos uno. Cualquier cosa, lo resolveremos juntos.
Me permito observarle como nunca lo he hecho con nadie, ni siquiera con Zayn. Le veo realmente, y por primera vez contemplo lo que sería mi existencia sin él. Sin la seguridad, el amor, y el confort que me ofrecen sus brazos cada vez que me sostiene entre ellos. Siento mi respiración cortarse, y la agonía ante tal pensamiento me consume repugnándome por completo la sola idea de ya no tenerle, el miedo crece conforme me permito perderme en sus ojos.
Miedo a su rechazo.
Miedo al odio que puede crecer en él si se enterará lo que he estado a punto de causar en más de una ocasión debido a mi egoísmo.
Un torbellino de emociones me ahoga, le veo a los ojos, y es todo lo que necesito para desnudar mi alma.
— En más de una ocasión he estado a punto de matar hombres debido a mi egoísmo—.Obligo las palabras a abandonar mis labios, cuando las hacen las he murmurado tan bajo, que casi dudo que las escuchará. Sus brazos me acunan y avanza conmigo en brazos hasta la enorme cama de dosel blanco dónde recuesta mi rostro sobre su pecho—. Temo que cuando lo sepas me dejes, no creo poder seguir sin ti, ahora que sé que existes.
— Tonta, Bella —Sus brazos me rodean, llenándome de una exquisita calidez. Sus dedos comienzan a trazar relajantes círculos sobre mi espalda—. Nada de lo que digas cambiará mis sentimientos por ti, no importa lo malo que creas que es. Siempre me tendrás, he esperado décadas por ti. Y, te puedo garantizar que si tuviera que esperar más tiempo lo haría, ahora que sé que existes no hay poder alguno que me mantenga lejos.
Mi corazón se encoje ante la seguridad con las cual sus palabras han sido dichas.
— Estuve enamorada una vez…O al menos creí estarlo—. Sus brazos se vuelven garras tensas a mi alrededor.
— ¿Qué pasó? — Su voz es un gruñido contenido, tan pronto las palabras dejan sus labios, giro y deposito un ligero beso en ellos.
— No sabía lo que era el amor hasta que tú llegaste—.
Su abrazo se relaja un poco, su postura no cambia, sin embargo.
— Hubo alguien, su nombre es o era Zayn. No sé si sigue vivo —contengo mi respiración—. Lo conocí en el instituto, era 1959. Todo comenzó como un juego hasta que mis sentimientos por él crecieron cuando nos salvó a las chicas y a mí de ser descubiertas por su padre. Su padre era un pescador y nosotras habíamos caído en su red, entonces él nos liberó y guardo el secreto, tiempo después comenzamos a salir —los brazos de Edward se tensan nuevamente a mi alrededor, controlo mi respiración, sé que no le gustará lo siguiente—…en un principio fue como un juego entre los dos…entonces un día nos encontrábamos cerca de La Push, habíamos nadado hasta la isla dónde cambiamos por primera vez, era una sorpresa.
"Él había preparado una cena romántica, entonces…comenzamos a besarnos, pero…
— Bella…—Su voz se encuentra ahogada. Tiemblo, un gruñido abandona su pecho.
— No continuaré sino lo deseas…
— Hazlo…quiero saberlo todo.
Un suspiro abandona mis labios, ¿cómo le explicaría que estuve a punto de estar con alguien que no era él en más de una ocasión?
Sabía debido a las conversaciones que hemos tenido en más de una ocasión que los vampiros son seres territoriales, no solo con sus posesiones, sino también con sus compañeras. Se vuelven hombres de las cavernas, dragones cuando se trata de proteger lo que poseen, o en este caso, lo que aman. No temía a Edward, sabía que él nunca me haría daño alguno, pero no tenía ni idea de cómo reaccionaría al pensar en mí con otro hombre. Al menos yo no soportaría el verle con otra mujer, humana o vampiro.
Me mataría.
—…cuando ambos estábamos cerca de algo más…una la tormenta eléctrica más grande que ha visto Washington se desencadenó cerca de La Push. Los rayos comenzaron a caer por toda la isla…y mientras nos besábamos queme su rostro accidentalmente…no fue grave, pero aun así le herí…
Un suspiro de alivio abandonó el cuerpo de Edward tan pronto concluí, golpeó su pecho sin poderme contener, sé que ni siquiera he causado daño alguno.
— Lo siento cariño, es solo que no soporto la idea de que estuvieras con alguien más…me vuelve loco por completo.
Ruedo los ojos, ¿cómo es posible que terminara con un hombre de las cavernas?
— ¿Hubo alguien más? —las palabras son expulsadas por medio de un gruñido—… ¿alguien después de él?
Frunzo mis labios, ¿cómo reaccionaría cuando se enterará de la existencia de Henry Woods? Aquel hombre con el cual experimente más físicamente de lo que alguna vez pude con alguien más, nunca tuve ningún sentimiento por él, al menos no romántico, sin embargo estaba dispuesta a todo con tal de sentir, con tal de saber lo que realmente significaba ser deseada y desear a alguien después de Zayn.
— Quiero saberlo, sea bueno o malo tengo que saberlo. Lo necesito saber.
Me encojo, sería tan fácil mentir. Sería sencillo negar que existiera alguien con quien estuve a punto de tener relaciones, pero no lo soportaría. No soportaría mentirle, si lo hacía nos rompería a ambos. Muerdo mis labios, me es difícil hablar. Sus dedos elevan mi barbilla, sus ojos brillan en la oscuridad de la noche, en ningún momento se apartan de mí.
— Cuando me excito se desencadenan desastres naturales —Confieso, un nudo se forma en mi garganta—. Fue en 1972. Viví una época en Edimburgo, alejada de Rosaline, Alice y Esme. Buscaba respuestas, y estaba este hombre, él sabía más de lo que decía, yo…yo quería volver a ser humana para poder estar con Zayn…él me hablo de las sirenas, y de cómo eran seres sexuales…entonces mientras lo hacía ambos estábamos….
— ¿Estuviste con él?
Observo sus facciones, se encuentran completamente tensas. Su mandíbula rígida, sus labios apretados en una mueca de disgusto, sus brazos de granito me mantienen presa sin lastimarme. Acuno su rostro, su mandíbula relajándose sobre mi palma, trazo suaves círculos en su mejilla. Sus músculos se relajan solo un poco.
Suspiro, merece saber todo.
— Nunca termínanos —carraspeó—…mejor dicho nunca llegamos a eso…, una tormenta comenzó… rayos cayeron y temí hacerle daño…huí bajo la tormenta sin cambiar. Fui capaz de mantener mi forma humana por más tiempo de lo que creí posible mientras corría bajo la lluvia…no sé qué fue lo que pasó, Edward.
Un suspiro de alivio abandona su pecho, su cuerpo de granito blanco se relaja a mí alrededor y demasiado pronto sus labios encuentran los míos su mano pega mi rostro al suyo mientras la otra se encarga de pegar mi cuerpo a su pecho. Un gemido de placer deja mis labios, las sensaciones me invaden.
Sentimientos de placer que nunca antes había experimentado, caricias que hacen que mi cerebro pierda todo control que pueda ejercer sobre mi cuerpo, él controla mi ser, todo lo que soy. Sus manos buscan su camino bajo la camisola de seda, recorriendo mi piel, la frialdad de sus manos crea una dulce agonía mientras suben lentamente hasta donde descansan mis pechos, quienes le reciben completamente listos, su mano juega con mi pezón, tan pronto dobla la copa del sostén bajo su mano, gimo. Un placer que nunca antes había sentido me consume, escucho la tela ser rasgada, y muy pronto me encuentro imitando su mano, rasgo la tela dejándonos a ambos completamente expuestos, mi sexo palpita y un extraño calor se ubica en esa parte de mi anatomía,
Y, por un segundo mi temperatura sube a un grado que nunca imagine posible, su frialdad la contrarresta. Sus labios dejan de besarme, sin embargo siguen besando mi piel expuesta. Dejando pequeños restos de frialdad en ella, me tenso cuando llega a mis pechos, su lengua traza suaves círculos sobre mis pezones, de una manera lenta y rítmica. Y sin poderme contener, el rostro de Henry invade mis pensamientos. Él había hecho lo mismo y había estado a punto de matarle, al igual que a Zayn.
— No…Edward —lloró las palabras, mi cuerpo arde en necesidad—. No puedo…te haré daño como a ellos.
Sus lamidas reducen, sin embargo no cesan cuando sigue jugando con mis pezones.
— Cariño, nunca me harías daño. Tú lo dijiste, cuando te excitas suceden catástrofes naturales —Tiemblo cuando sus labios besan la parte baja de mi ombligo—. Escucha, no hay nada. No hay tormentas, amor.
— Edward…
— Bella…—Mis ojos buscan los suyos, un brillo que nunca antes había visto hace que resplandezcan—…odio sonar ególatra, pero sino fuiste capaz de estar con ellos sin consecuencias es porque nos pertenecemos…Siempre ha sido así amor, confía en mí cuando te digo que no me harás daño y que no existirá alguna catástrofe. Cierra tus ojos y escucha.
Obedezco, no hay nada fuera de lo normal, solo el suave sonido de la oscuridad del bosque. Me permito respirar, el alivio me llena, pero el temor persiste. Temó dañarle, a él o a cualquier persona. Temó perderlo.
— No me perderás amor
Mis mejillas tiran en una lenta sonrisa. —Creí que no podías leer mi mente.
— Y no soporto que la única mente que me interesa me sea negada, pero tus ojos me dicen todo.
— ¿Me…me prometes que nos detendremos si algo sucede?
Mi voz suena débil, el miedo es evidente en ella. Me odio por sonar así.
— Nunca haría nada que tú no quisieras.
— Solo una cosa más —carraspeó— ¿alguna vez…tú…has…?
— ¿….estado con alguien? —Asiento, el calor sube por mis mejillas— Nunca. Siempre espere por ti. La idea de estar con alguien que no fuera mi compañera me hería. Nunca he deseado a nadie como lo hago contigo.
Y, sin poderme contener un momento más, le beso. Sus labios dejan mi boca buscando su camino por mis pechos una vez más, gimoteo cuando los ha dejado y ha comenzado un camino de suaves caricias hasta mi abdomen deteniéndose en mis bragas, extiendo mis piernas cuando su nariz se concentra en ellas. Sus dientes las rompen con completa facilidad, me tenso, sé lo que sigue cuando sus dientes comienzan a jugar con mis labios inferiores. Trago, y me concentro en el nuevo mar de sensaciones cuando su lengua golpea mi clítoris sin remordimiento. Jadeó, es diferente a cualquier cosa que pude haber sentido antes, una extraña necesidad comienza a crecer en mi interior. Sus manos mantienen mis piernas abiertas cuando intento cerrarlas.
— Edward…no pares —Me sorprendo rogando—.
Su aliento choca contra mi sensible carne mientras sus dedos buscan su camino a mi interior, lloriqueo cuando un dedo se desliza en mi interior, entrando y saliendo, muy pronto el segundo se hunde expandiéndome, y es ahí cuando grito. Mi cuerpo teniendo por primera vez una liberación total, sus dedos son desprendidos y sustituidos por suaves lamidas que se llevan todos los rastros de mi orgasmo.
Agotada, bajo mi vista enfocándome en la mata de pelo cobrizo que sostienen mis manos contra mi entre pierna, veo a través de la oscuridad su propia excitación crecer. Sonrío, y nos giró posicionándome sobre él.
Me deshago de sus pantalones rápidamente, su falo se extiende, rasgo su bóxer y admiró lo que tanto me he prohibido durante todos estos años, hasta que él llegará. Acarició con duda la punta hinchada. Una ola de orgullo me invade cuando le escucho jadear.
— No tie..enes que…— su voz es un constante jadeo.
— Shts… estoy segura. Y quiero hacerlo.
Mojo mis labios y me inclino hasta llevarlo por completo a mi boca, me delito con su sabor. Y gimo sin poderme contener cuando comienzo a lamer mientras mis manos juegan con sus testículos apretándoles suavemente. Jadeó cuando Edward intenta apartarme, le muerdo con delicadeza.
— ¡ISABELLA! No quiero terminar en tu boca cariño…
Aparto mis labios sin dejar de jugar con sus testículos entre mis manos.
— Ni yo. Quiero que lo hagas dentro de mí.
Tan pronto las palabras salen de mi boca Edward nos gira en la cama quedando sobre mí una vez más, rio sin contenerme por su entusiasmo.
— ¿Estás segura? Dolerá.
Le observo, sus ojos brillan por la excitación y su cuerpo tiembla, mis ojos nunca se apartan de él, grabando su perfección en mi memoria. Muerdo mis labios cuando me permito observarle, el calor sube a mis mejillas al ver el tamaño.
— Confío en ti.
Sus manos dejan de dudar y se posiciona sobre mí, introduciéndose lentamente. Gimo cuando mi centro se abre, extiendo mis piernas dándole mayor acceso y grito sin poderme contener cuando comienza a moverse, le abrazo con mis piernas evitando que salga. Las embestidas aumentan y me encuentro en una montaña rusa de placer en la cual nunca antes creí poder estar, nos sienta de alguna manera hasta que sus labios encuentran mi pecho izquierdo y muerde sobre él, espero sentir dolor pero me sorprendo cuando soy presa de una placer que nunca pensé que existiera. No tardo en imitar su acción, mordiendo su cuello, mis dientes perforan el granito sin dificultad, abriendo paso a que beba de él su ponzoña.
Sabía por Rosalie y Alice que los vampiros mordían cuando se apareaban, y ellas correspondían de la misma forma, era una manera algo cavernícola de marcar a tu compañero y conectarte con él, una vez que esta marca estaba hecha había sido testigo de cómo Jasper y Emmett se habían convertido en seres completamente territoriales con ellas, así como su marca no era expuesta ya que es considerado un apareamiento demasiado personal para ser visto por alguien más que tu compañero.
Un nuevo calor se expande en mi abdomen, y grito teniendo un orgasmo por primera vez en mi existencia.
"Te amo, Edward"
— También te amo Bella —dice entre jadeos—…y ahora eres solamente mía. Justo como yo soy tuyo completamente, amor.
¡ESPERO QUE LES GUSTE, NOS LEEMOS PRONTO!