Super Smash Bros: Battles.

Canela vs Pichu.

Si creían que ser el alcalde era difícil, es porque no conocen todo el trabajo que debe hacer la secretaria del alcalde. Canela conocía muy bien ese trabajo, ella misma había experimentado todo el estrés, el cansancio acumulado y la carga de ser la asistente del alcalde.

Pese a todo esto, Canela amaba su trabajo, lo hacía con mucha diligencia y cariño. Tenía una gran responsabilidad, debía ayudar al alcalde en todo lo que pudiera, facilitarle la vida y ahorrarle todo el trabajo posible.

Pero era en momentos como estos, cuando Canela debía tomar su responsabilidad más enserio. El alcalde había salido del pueblo, y mientras él esté ausente, es Canela quien se queda a cargo. Sobre ella recae toda la responsabilidad de mantener un pueblo agradable y tranquilo, para que no reine el caos.

Canela estaba dispuesta a aceptar ese reto, ella estaba muy feliz de que el alcalde le haya confiado una tarea tan importante y no pensaba decepcionarlo. ¡Mantendría el pueblo en orden!... O al menos eso es lo que pensó al principio, antes de que una gran amenaza apareciera en el pueblo.

Todo comenzó como una queja ocasional, Wolfi, uno de los vecinos, vino a quejarse en el despacho del alcalde. Era normal que los vecinos vengan a quejarse de cosas como la falta de Proyectos Municipales o nuevas ordenanzas (Aunque todas eran pagadas prácticamente del bolsillo del alcalde), pero en esta ocasión, Wolfi se quejó de algo distinto. Según él, uno de los vecinos era problemático, algo poco común de ver, sin embargo, más extraña fue su descripción de los hechos: "Era pequeño y corría desnudo por el césped. Me robó mis frutas y cuando intenté confrontarlo… ¡Sacó chispas y me electrocuto!".

Esa descripción era extraña y preocupante… Por otro lado, era posible que Wolfi estuviera exagerando, por lo que al principio lo dejó pasar.

Pero no era solamente una exageración de Wolfi. Al poco tiempo, Bobo también visitó su oficina y se quejó exactamente de lo mismo. Luego fueron Cualter, Dulce, Titi, Magenta, todos afirmaron ver al pequeño vecino desnudo que los electrocuto. Incluso el mismísimo Tom Nook visitó el despachó, afirmando haber visto a este misterioso vecino y preocupado, pues no era un cliente de Inmobiliarias Nook.

Fue entonces que Canela se preocupó de verdad. Si este vecino enserio existía y seguía perturbando la paz en el pueblo… Entonces, los otros vecinos acabarían cansándose de él y abandonarían el pueblo. ¡No podía permitirlo! ¡No podía dejar que todo el pueblo quede completamente vacío! ¿Qué pensaría el alcalde cuando volviera al pueblo y se enterará de que todos sus amigos se han ido? No, el alcalde había confiado en ella, no podía dejar que eso ocurra. Pero… ¿Qué podría hacer para solucionar el problema? Muy sencillo, saldría ella misma, encararía a ese vecino tan molesto y le lavaría la boca con jabón de ser necesario.

Canela recorrió todo el pueblo en busca de ese extraño vecino, pero no encontraba nada, ni siquiera una casa nueva. Estaba a punto de darse por vencida, cuando noto algo extraño, las ramas de uno de los árboles se estaban moviendo.

Se acercó extrañada y fue entonces que lo vio. El nuevo vecino había trepado el árbol y ahora estaba sentado tranquilamente en una de sus ramas, comiéndose… ¡Las frutas que el Alcalde trajo de la Isla Tortimer!

-¡Oye, tú! ¡¿Quién eres?!- Canela intentó sonar con autoridad, pero estaba bastante nerviosa. El vecino simplemente la miró confundido mientras seguía comiendo.

-Pichu.

-¿Eres Pichu?- Canela pensó que sin duda era un nombre de lo más extraño.- Muy bien, señor Pichu, necesito que baje ahora mismo. Hay cosas que quiero discutir con usted.

Pero el pequeño vecino amarillo se limitó a ignorarla, mientas seguía comiendo. Canela rara vez se enfadaba, pero no le gustaba que la ignoren de esa manera. Tras pensarlo por un momento, sacó una caña de pescar y arrojó el anzuelo contra el árbol, enganchándolo al señor Pichu y bajándolo a la fuerza.

-Muy bien, señor Pichu. Ahora que está abajo, espero que podamos hablar sobre su comportamiento.

-¡Chuuuu!

Pero en ese momento, el pequeño amarillo disparó una poderosa ráfaga de energía eléctrica. Esta habilidad tomó a Canela por sorpresa, golpeándola directamente y dejándola rostizada. La secretaria estaría aun más enfadada, de no ser porque el señor Pichu también parecía haberse electrocutado a sí mismo.

-¡Basta de trucos, señor Pichu! Necesito que me acompañe hasta el despacho del alcalde, pues…

-¡Pichupi!

El señor Pichu disparó nuevamente otro ataque eléctrico contra Canela, quien estaba comenzando a perder la calma.

-¡Señor Pichu! ¡Si sigue resistiéndose, tendré que llevarlo a la fuerza!

Así, Canela sacó su red para cazar insectos y el señor Pichu comenzó a preocuparse. Ambos se observaron durante unos segundos… Hasta que el señor Pichu salió corriendo a gran velocidad.

-¡Vuelva aquí, señor Pichu!

Canela comenzó a perseguir al señor Pichu por todo el pueblo, buscándolo por todas partes. Pese a las apariencias, la secretaria era bastante rápida, por lo que estaba a punto de alcanzar al nuevo vecino y atraparlo con su red… Y en ese momento, Pichu incrementó su velocidad de golpe, casi desapareciendo ante los ojos de Canela, que nunca había visto a nadie moverse tan rápido.

-Sorprendente… ¿Y ahora como lo alcanzó?

La secretaria sabía que no debía defraudar al señor Alcalde, sin importar cuán rápido sea el señor Pichu, ella lo atraparía. Aunque decirlo era más fácil que hacerlo, lo estaba persiguiendo por todo el pueblo y aun no estaba ni cerca de atraparlo, siempre la burlaba de una forma u otra.

Ya había pasado casi una hora de persecución y Canela estaba realmente agotada, mientras que el señor Pichu no mostraba signos de cansancio. Tenía que cambiar su estrategia o nunca podría atraparlo.

Fue así, como llevó a cabo un nuevo plan, tenía preparada una trampa, nunca mejor dicho. Correteó al señor Pichu hasta el lugar donde ella había enterrado su trampa y justo cuando la pisó, quedó atrapado en medio de la tierra.

El señor Pichu luchaba por liberarse, pero no lo conseguía, incluso descargaba más ataques eléctricos, pero todos eran absorbidos por la tierra. Canela lo había conseguido, lo siguiente fue simplemente caminar hacía él y atraparlo con su red.

-¡Sí! El alcalde estaría orgulloso.

La secretaria estaba tan ocupada festejando, que no se dio cuenta de que varias nubes de tormenta se formaron justo encima suyo. Acto seguido, las nubes descargaron un poderoso rayo eléctrico, que dejó a Canela rostizada y con varias quemaduras, adolorida en el suelo.

-¡Pichu!

Y aunque también había sufrido por la descarga, el señor Pichu parecía enfadado. Fue entonces que comenzó a correr con una embestida, mientras se cargaba de chispas y truenos.

Era un verdadero placaje de voltios y Canela veía asustada como se acercaba rápidamente hacía ella. Tomando una última medida desesperada, la secretaria sacó un letrero de aquellos que utilizaba para prohibir el paso y lo dejó frente a ella.

-¡ALTO!

Sorprendentemente, el señor Pichu se detuvo frente al letrero, deteniendo su ataque, algo confundido. Canela aprovechó la oportunidad y antes de que el vecino se recupere, activó un giroide que había enterrado justó ahí.

El giroide salió por sorpresa, llevándose al señor Pichu por los aires a gran velocidad. Canela suspiró aliviada, mientras se recuperaba del último ataque eléctrico. Se había salvado de algo grande.

-Ahí va, eso fue todo.

O al menos eso pensó, hasta que un relámpago golpeó al giroide, haciéndolo estallar en pedazos.

Pichu cayó al suelo, ligeramente herido, pues se había electrocutado a sí mismo para destruir el giroide. Observaba con enfado a la secretaria, quien estaba realmente preocupada, había perdido este combate.

El señor Pichu se acercaba, echando chispas en sus mejillas. Canela no sabía qué hacer y entró en desesperación, arrojando todos los objetos que tenía en sus bolsillos, desde muebles hasta frutas. Sabía que nada frenaría a ese peligroso vecino, así que solo cerró los ojos, esperando el inminente final… Aunque dicho final nunca llegó.

-¿Qué pasa?

Para su sorpresa, el señor Pichu estaba sentado, comiendo las frutas que Canela arrojó, de lo más alegre. No quedaba ningún rastro de enfado en Pichu, quien simplemente disfrutaba su alimento.

-Un minuto… ¿Lo único que querías era comer frutas?

-Pichupi.

La secretaria miraba confundida al extraño vecino frente a ella. Ya no parecía amenazante, al verlo tan tranquilo comiendo fruta, hasta le parecía realmente tierno.

Sin embargo, no podía dejarlo suelto, causando estragos por el pueblo solo por buscar fruta. ¿Qué clase de solución encontraría Canela? ¿Qué haría con ese tierno y peligroso vecino? Bueno, el alcalde se llevaría una sorpresa con esa respuesta.

…

Ser la asistente del alcalde era algo realmente difícil, el trabajo era demasiado y podía llegar a ser agotador. Todo el pueblo quedaba a su cargo cuando el alcalde se ausentaba y eso era una responsabilidad muy grande.

Afortunadamente, Canela era una secretaria muy inteligente y sabía cómo hacer su trabajo. Y era mucho más divertido ahora, que Canela había contratado a su propio asistente.

Así es, el señor Pichu se había convertido en el asistente, de la asistente del alcalde y parecía bastante contento con ello. Lo único que Canela tenía que hacer era premiarlo con un poco de fruta y Pichu trabajaría alegremente. Tener su propio asistente se sentía realmente bien.

-Vamos, señor Pichu. Una vez que el alcalde regrese al pueblo, lo encontrará todo en orden y estará muy contento con nuestro trabajo.

-Pipipichu.

Fin.

Ganador: Empate.

Y bueno amigos, ese fue el capítulo de hoy, con dos de los personajes más controversiales en Smash, pero también de los más divertidos de ver y utilizar.

Aprovecho para agradecer el review de MightyMitch47. Me alegra que hayas disfrutado con la historia, amigo. Un combate entre Kirby y Bayonetta suena interesante, ten por seguro que lo verás en futuros capítulos.

Bueno, eso es todo. Sin más que decir, me despido hasta el siguiente capítulo.